El niño demonio [+12]

Recuerdo del primer mensaje :

Nombre: El niño demonio.

Autor: Mad.

Clasificación por edades: +12

Personajes: El niño demonio, Itzia y el Sr. Martínez.

Prólogo: Nada más nacer, mis inútiles padres me abandonaron. He vivido solo en la calle, sin nada que comer, ni donde dormir. Solo, sentado en una esquina de la calle mas pobre, esperaba una única esperanza, sobrevivir. Con solo 5 años, sigo siendo invisible para todo el mundo.
Nadie me ha vigilado, dado algo de dinero o de comer… nada. Ahora tengo 14 años. No tengo ni siquiera nombre. Un inesperado día, un hombre sospechoso me recogió. Y yo con la esperanza de que aquél señor tenga un gran corazón. Que me cuide, me alimente, me haga divertir, y que consiga tener una feliz vida…

¡No se lo pierdan!

NOTA: Lo escribiré pronto.
NOTA 2: Itzia significa "Princesa"
NOTA 3: No necesito personajes del foro.

Vaya muy buen fic me recuerda a unac serie triste

Por fin!!!


Capítulo 2: El Sr. Martinez.

El tiempo pasa… ya han pasado 9 años y sigo sobreviviendo a esta inútil vida. Debería morir de alguna forma. Pero por si ocurre un milagro, será mejor seguir viviendo.
Ahora tengo 14 años. Son las 6 de la tarde. Hay un gran reloj en un edificio. Justo en ese momento, sentado en los escalones del ayuntamiento con refresco que me dio una señora mayor, se detuvo un coche negro delante mía. Increíblemente grande. La ventanilla de atrás y se asomo un hombre de mediana edad. Este me miro y me dijo.

-¿Qué haces ahí tirado?
-Y-yo no tengo hogar ni familia… estoy aquí… abandonado…
El hombre me dijo que el estaba dispuesto en mejorar mi vida y que me la cambiaría por completo. No sabía que hacer. Por un lado mejoraría mi vida y sería lo mejor que me hubiera pasado. Por otro lado, quizás sea un criminal o un ladrón. O tal vez un asesino.
Medio desconfiado acepté. Subí a su enorme coche, que era una limusina, y empezamos a hablar.

-Bueno, chico. ¿Cómo te llamas? –me dijo con voz grave.
-No tengo nombre… ni apellido… -dije.
-¿No sabes nada?
-Casi nada…
-Creo que lo mejor sería llevarte a una escuela.
-¿Escuela?
-Sí. Allí te enseñaran muchas cosas.
-¿Cómo cuales?
-Pues, por ejemplo… a hacer cuentas de matemáticas, te enseñarán palabras, te enseñaran como es el mundo. ¡Y un montón de cosas más!
-¡Quiero ir…! –dije confiado.
-Tranquilo. Irás.

Ese señor tan amable me inscribió en la mejor escuela de la ciudad.
Lo que hizo fue llevarme a su enorme mansión y me dio ropa limpia.

-Como se que te lo preguntarán, diles que te llamas Edgar. Edgar Martínez. Martínez es mi apellido. –me dijo.
-Pero ese no es mi nombre. –dije.
-Ya. Pero no lo sabemos, y además, te lo preguntarán.

En clase:
-Chicos, quiero daros la bienvenida a un nuevo alumno. Pasa por favor. –dijo amablemente la dulce maestra.
Entré.
-Hola… me… me llamo Edgar… Edgar Martínez.
-Bien, Edgar. Allí tienes un pupitre libre, al lado de Itzia.

Me senté y aquella niña me miro atentamente.
-Buenos días... –le dije
-Oh, eh, buenos días. –me contestó.
-Me… me gusta tu vestido… -dije.
-Gracias, a mi me gusta tu pelo. –añadió Itzia.
-Niños, ¿alguien puede situarme Shibuya en el mapa? ¿Edgar, quieres intentarlo?
-¿Qué? ¿Yo? No, yo no se… -respondí nervioso.
-¿No sabes? –pregunto la maestra.
-¿Puede decirme en que año estamos? –añadí.
-¿Cómo? ¿Te sucede algo? ¿Quieres que llame a tu padre? –dijo la maestra.
-No gracias, llamar a mi padre sería inútil. Y por favor, responda a mi pregunta.
-Estamos en… 2087… -dijo la maestra.
-Gracias.
-Edgar, creo que tienes un problema. –dijo la maestra.
Toda la clase estaba confusa y extrañada.
-¿Qué… que pasa? –dije.
-¿Qué te pasa a ti? –añadió la maestra.
-Mi sucia soledad se apoderó de mi…
-¿Qué estás diciendo?
-He vivido sin nadie en la calle durante 14 años…
-¿De qué hablas? ¡¿Estas bien?! ¡Vuelve en ti!
-Estoy perfectamente.
-Por favor, ¿puedes decirme cuantos son dos mas dos?
-¿Dos mas dos? ¿De que habla?
-La maestra avanzó lentamente hacia atrás y pasados unos instantes fue corriendo hasta el despacho de el director.

CONTINUARÁ…

Y no olvides dejar tu comentario ^^'

:motherofgod:

El crio esta en aprietos... esperemos todo salga bien, en cuanto al fic, sin duda una completa obra de arte escrita, nada mas que decir simplemente es perfecta

SIGUIENTE CAP YA!!!! :yoshih:

Oh mah god, el niño esta en problemas, como digo Mumble, esperemos que todo salga bien.
Espero anciosa el siguiente capitulo. :yoshih:

Capítulo recien sacado del horno :3

Capítulo 3: La escuela.


La profesora entró al despacho y el director, con una voz muy grave, dijo:

-¿Qué le ocurre? ¿No ve que estoy ocupado?
-Director, tengo que hablarle de Edgar… -contestó.
-Ah… el chico nuevo. Es muy extraño y misterioso. ¿Ha hecho algo malo? –añadió el director.
-No, nada malo. Lo que pasa es que se comporta de una forma muy rara. Dice unas cosas muy extrañas y no sabe sumar dos mas dos… -contestó la profesora.
-¿Qué no sabe? –dijo sorprendido.
-Bueno… no le he hecho otra pregunta que no fuera de matemáticas, pero algo me dice que no sabe nada.

El director se levantó de su enorme silla y miró por la gran ventana que tenia detrás, justamente a su izquierda.
-Lo mejor será hablar con su padre mañana.
-¿El señor Martínez? –preguntó la profesora.

El director asintió. Y la profesora, dudando, dijo:
-No sabemos si él es su padre. No noté…
-¿No notó el que? –interrumpió el director apartando la vista de su ventana.
-Pues… no sé que decir… La verdad no se como explicarlo.
-Bueno, ya lo hablaremos.

Al día siguiente, Edgar fue el solo a la escuela. El señor Martínez estaba seguro de que sabría guiarse el solo.
Se sentó en su pupitre y, cuando la clase empezó, el director entró por la puerta.

-Edgar, ven conmigo a la sala de profesores por favor. –dijo el director.
-¿Director? –dijo la profesora.
-Va… vale. –dije.
-Tranquila, se lo que hago. –añadió el director.

El director me llevo a la sala de profesores. No había nadie, solo nosotros dos.
-Bien, Edgar. Quiero que respondas estas preguntas con sinceridad.
-¿Qué es la sinceridad?
-Tú solo responde, no pido nada más.
-De acuerdo…
-¿Esta ha sido la primera escuela que has estado?
-Sí.
-¡¿Sí?! –dijo el director asombrado- Y el señor Martínez es tu papá, ¿cierto?
-No… no lo es.
-¿Ah, no? ¿Quién es?
-No lo sé. Solo se que es un hombre muy amable y rico que me recogió.
-¿Te recogió?
-Sí… yo estaba en la calle tirado y…
-¿En la calle tirado? ¿Te lastimaste jugando o algo?
-¡No, para nada! He estado toda mi vida abandonado en la calle central.
-¡¿ABANDONADO TODA TU VIDA?!
-¿Eso cuenta como pregunta?
-No, no. Puedes irte. Venga, a clase, tienes que aprender.
-Sí, en seguida.

Después de una clase de matemáticas, una de literatura y otra de sociales, llegó el recreo. Todos estamos en el patio del colegio.
-Hola Edgar… -dijo Itzia acercándose a mi.
-¿I-Itzia? Hola. –contesté.
-¿No traes merienda?
-No…
-Toma, un trozo de mi bozcocho.

Itzia partió un trozo y me lo ofreció. Lo cogí y me lo comí.
-¡Esta delicioso!
-Jeje, gracias. Lo ha hecho mi madre.
-¿Tu… madre? –dije mirando hacia abajo como si hubiera dicho algo triste.
-¿He dicho algo malo?
-Conque tu madre… -dije.

De repente llegaron 3 tipos muy altos. Daban mal rollo. El del medio dijo:
-A ver, ¿quien es este gilipollas?
-¡Oye, no hables así del chico nuevo! Eso esta muy feo. –dijo Itzia.
-Ya veo, no sabe defenderse y tiene que defenderle una niñita.
-¡Eres un imbécil!
-¡¿Qué has dicho?!

El chico empujó a Itzia haciéndola caer al suelo.
-¡¿Pero que haces?! –dije.
-¡A callar! –me respondió gritando.

El grito de ese chico tan violento me intimidó.
-¿Qué quieres? –dije.
-¿Que qué quiero? Simplemente, ¡a ti no!
-¿Qué pasa conmigo?
-¿Me tomas el pelo? ¡Atrévete a pegarme hijo de…!
-Parece que el niñito grande no tiene vista. Porque se ve perfectamente que no estoy tomando ningún pelo. Y menos el tuyo, con lo sucio que está. A ver si te lavas asqueroso.
-¡¡¡¿Como te has atrevido?!!! –gritó y me dio un puñetazo en la cara.
Caí al suelo.

-¡Edgar! –dijo Itzia levantándose.- Edgar, ¿estas bien?
-Ay, mi…
-¡Edgar! ¡Oh, dios estas sangrando!
-Se lo tiene merecido. –dijo aquél chico.
-¡¡Cállate, cabrón!! ¡Para lo único que sirves en esta vida es para fastidiar a los más débiles y echarte unas risas! –dijo Itzia malhumorada.
-Hay que ver lo que ha dicho la tía… -dijo el chico de la izquierda sorprendido.
-Itzia, tú…
-¿Qué pasa? ¿Estas mejor?
-Tú… ¡eres la leche! ¡Hay que ver como le has plantado cara al tonto este!
-Bueno… jeje… gracias. –dijo Itzia sonrojada.

Los 3 chicos se alejaron poco a poco.
-¡Quietos!
-¡Ayyy! ¿Que nos va a hacer ahora…? –dijeron.
-No volváis a ir así por la vida… ¡¡¿Entendido?!!
-Es verdad, tronco. No puedes ir por ahí tratando a los demás como a una miierda. –dijo el chico de la derecha.
-¿Has dicho algo…? –dijo el chico de en medio con una mirada extraña.
-¡No, no, no! ¡¡Nada!!
-Ah, ya me parecía a mi…

Los 3 chicos intentaron alejarse.
-¡Eh! ¡No he terminado! ¿Qué os acabo de decir?
-Ah… esta bien… -dijeron los 3.

Itzia, felizmente dijo:
-Así me gusta, chavales. Ahora, Edgar, vamos a curarte esa herida. La tienes muy hinchada y te está sangrando.

La profesora observó todo esto.

CONTINUARÁ…

Pobre chico, esos altos me hacen acordar cuando me tenia que esconder de los chicos de 7mo grado, ya que corrían mucho y si te cruzabas con ellos, te atropellaban, XD.
Estuvo bueno, espero que todo salga bien.