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La Dama de la Katana || 『 Kimetsu no Yaiba 』(+18)
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BlueSwordsman
La Dama de la Katana || 『 Kimetsu no Yaiba 』(+18)
Personajes: Principalmente Nezuko Kamado; la historia se narra en primera persona.
Sinopsis: En la era Taisho en Japón, Tanjiro Kamado es un amable e inteligente chico que vive con su familia en las montañas. el se ha convertido en el jefe de su familia después de la muerte de su padre, haciendo viajes constantes hacia el pueblo al pie de la montaña para vender leña y carbón. Por su parte la segunda de los Kamado, Nezuko, es la encargada de las labores del hogar en compañia de su madre y de sus hermanos mas pequeños, una dulce joven siempre atenta de las necesidades de los demás y siempre dispuesta a prestar apoyo a su madre tras su perdida.
Sin embargo, un día tras una recolecta de frutos silvestres al llegar a casa descubre que su familia ha sido asesinada por un demonio. Su hermano mayor fue el único sobreviviente... pero el fue convertido en un demonio. Desesperada corre por ayuda y es despues de un encuentro con Giyuu Tomioka, un cazador de demonios que Nezuko decide emprender un viaje para convertirse en una cazadora para asi encontrar la manera de devolver a Tanjiro a la normalidad.
---☬---
Introducción
---☬---
La familia Kamado solía vivir en lo más alto de una montaña, considerablemente apartados del pueblo más próximo, lugar donde Tanjiro hace sus compras y vende él carbón que fabrica quemando madera, la cual era su única fuente de ingresos para solventar las necesidades de su familia, tras él fallecimiento de su padre hacia algunos años, no quería que su madre se esforzara demasiado, para el ya hacía mucho cocinando y lavando para todos, que sin embargo era él quien lo hacía en muchas ocasiones cuando no estaba muy ocupado. Dicho por el mismo, era su responsabilidad cuidar de la familia ahora que su padre ya no estaba. Él siempre fue un pilar para su hermana menor, Nezuko, de hecho para todos ellos, Tanjiro era él vivido ejemplo de alguien trabajador y diligente, siempre dispuesto a darle la mano a quien lo necesitara, visto por todos sus conocidos como la amabilidad encarnada.
Desde temprana edad, los hermanos Kamado escuchaban aquellas leyendas que hablaban de los demonios devora hombres, criaturas con forma humanoide y de apariencia grotesca que se alimentaban de carne humana y vagaban por los bosques, estas criaturas que parecían salidas del mismo infierno hacían de las suyas una vez el sol se ponía, puesto que la luz del sol era su peor enemigo siendo la única cosa que podía poner fin a sus vidas, puesto eran poseedores de una aterradora habilidad regenerativa, no importaba que tanto daño les hicieran eran capaces de recuperarse del todo; según las historias de los viejos del pueblo, quienes decían haber tenido encuentros cercanos con estos y que por fortuna habían logrado sobrevivir, relataban que habían sido salvados por el alba, que al verse iluminados, los demonios enrojecían de una manera antinatural y luego se hacían cenizas que se iban con el viento. Por supuesto que eso no era mas que un cuento popular que pasaba de generación en generación y que para los tiempos que corrían, hacía mucho que habían dejado de tomarse en serio.
La pequeña Nezuko lloró aterrada la primera vez que escucho esta historia, su hermano Tanjiro también se había asustado pero se mantenía firme por su única hermana, el padre intento consolarlos a ambos, asegurando que esos demonios no eran reales, nada más que historias que fueron cambiando con el tiempo. Los ancianos reacios a dar su brazo a torcer, mientras se recostaban en sus sillas recalcaron que si lo eran, pero que no había nada que preocuparse pues existían personas extremadamente valientes que se encargaban de luchar contra ellos y proteger a las personas, los implacables cazadores de demonios, portadores de una impresionante espada tan afilada que era capaz de matarlos de un golpe. Allí los pequeños parecieron calmarse un poco, les tranquilizaba la idea de que no estaban al descubierto, que existía alguien que les protegía de aquellas amenazas. Los años pasaron y pese a que ya sabían de su existencia, los jóvenes crecieron y se olvidaron de ello, pasando a llevar sus vidas con total normalidad sin preocuparse por nada, sus otros hermanos llegaron al mundo y fueron consumidos por el vivir diario, llevados por la rutina de trabajar y buscar comida, las actividades se repartieron equitativamente, volviéndolos a todos parte importante de una familia trabajadora, aunque sus ingresos no eran altos, se consideraban una familia feliz.
Hasta que... Una fatídica mañana, comenzó a oler a sangre
El destino es cruel.
BlueSwordsman- Yoshi Ultra
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BlueSwordsman
Re: La Dama de la Katana || 『 Kimetsu no Yaiba 』(+18)
Sin muchos retrasos, les dejo con el primer capitulo de esta historia; espero lo disfruten
- Capitulo 1:
- ---☬---Crueldad---☬---
Mi corazón retumbaba en mi pecho, corría lo más rápido que podía en dirección al pueblo más cercano al pie de la montaña. Respiraba rápidamente, batallaba con mis pies que se hundían en la fría nieve con cada zancada, luchando con cada paso para mantener el ritmo. La carga sobre mi hombro estaba rebasando mi capacidad para tolerarla, pero no podía detenerme, tenía que salvarlo a como diera lugar... ¿Porque? ¿Porque? ¿¡Porque tenía que pasar esto!?
No sabía si agradecer por estar ilesa al no haber estado presente o estallar en llanto por la pérdida que había sufrido... Mi familia, mi única familia, las personas que me vieron crecer y me hicieron compañía toda la vida se habían ido. Se esfumaron de un momento al otro como el humo de una fogata recién apagada, siendo cruelmente asesinados por un ser que no tuve la oportunidad de ver, y que ahora odiaba con todo mi ser... Primero había sido mi padre quien pereció por una enfermedad, ahora mi madre y mis hermanos... también acompañaban a los espíritus.
La nieve se colaba a través de mis calcetines y bajo mis pies al correr, las piernas me ardían por el esfuerzo y el cruel golpe de los copos de nieve por la fuerte brisa que silbaba cortando el silencio. No podía controlar mi respiración, inhalaba y exaltaba tan rápido que me dolía por absorber tanto aire helado en mis pulmones, de verdad sentía que moriría si continuaba así mucho tiempo. Nunca me había esforzado tanto en mi vida, sentía que colapsaría en cualquier momento, pero debía continuar, un pequeño rayo de esperanza figuraba al final de esta sangrienta mañana, perseguía la posibilidad de escapar de la soledad que se cernía sobre mí... Tanjiro, mi querido hermano mayor, había sobrevivido de forma milagrosa al asalto de quien fuera que atacara nuestro hogar, sangraba mucho manchando mi ropa, pero su cuerpo aún conservaba calor y respiraba. Lo que me traía a mi situación actual, cargando su inerte cuerpo sobre mi hombro, o al menos lo intentaba, no tenía la fuerza física para hacerlo del todo y solo cargaba parte de su peso. Estaba segura de que si lograba llegar, el medico del pueblo podría salvarlo, debía esforzarme por él.
Suelen decir que la vida es como el tiempo, no siempre las hojas caen de los árboles o está nevando. En este mundo no sabes lo que te depara el destino hasta que golpea tu puerta... cuando ya es demasiado tarde para hacer algo al respecto.
Con el pasar del tiempo y hasta ese momento, había algo que en nuestra familia se había vuelto una rutina, algo que se repetía casi todos los días con algunas excepciones. Tanjiro se ocupaba de talar madera y usarla para fabricar carbón que posteriormente vendía, lo cual era nuestra principal fuente de ingresos, él siempre decía que nunca era suficiente y por eso solía hacer varios viajes por día. Esto además de darse la trabajo de ayudar a los otros en sus respectivas tareas. Takeo, el segundo de nosotros, también aportaba a la recolección de madera pero esta solo se ocupaba para usos hogareños como encender la chimenea, la pequeña pareja de hermanos menores ayudaba a nuestra madre en sus tareas junto conmigo. Entre los tres nos distribuíamos las labores como lavar la ropa, los platos o hacer limpieza, aunque la que los tutelaba era yo nuestra madre casi siempre nos decía que hacer. Una actividad que siempre realizaba por mi cuenta era la recolección de frutos silvestres, a lo largo del año florecían árboles que nos obsequiaban los más ricos dulces y ácidos, en especial en invierno donde estos últimos estaban en auge y los usábamos para preparar una deliciosa mermelada casera. Cuando niños era una actividad que solía hacer en compañía de Tanjiro y que con el pasar del tiempo pasó a ser mi responsabilidad. Al igual que él me sentía responsable por ser de utilidad, desde la muerte de nuestro padre hace algún tiempo la carga aumento sobre todos, por ello nos prometimos siempre estar dispuestos a prestar nuestra mano. De cierta forma el que todos siempre estuviéramos ocupados ayudaba a mantener nuestra mente alejada del asunto…
Esa mañana me encontraba volviendo del bosque mientras pensaba tranquilamente en los frutos que había recolectado, estaba emocionada porque no había tenido la oportunidad de ir a buscarlos esa semana y había estado deseando preparar esta famosa mermelada de frutos invernales hacia días, de solo pensar en su sabor se me hacia la boca agua, era un gran postre para disfrutar en familia tras la puesta de sol… De pronto un extraño olor metálico golpeo mi sentido sacándome de mis pensamientos, al instante me invadió un mal presentimiento y sujetando mi canasta con fuerza eche a correr tanto como mi kimono lo permitía. Tanjiro había sido bendecido con un olfato excepcional, uno que le permitía olfatear casi cualquier cosa a grandes distancias, desde comida hasta heridas y emociones. Aunque también poseía un olfato muy bueno comparado al de mi hermano no era nada… sin embargo bastaba para saber que el olor a sangre no auguraba nada bueno…
Divisé mi casa a lo lejos, y sentí como mi corazón se detenía… La fachada estaba manchada de un color rojizo en casi toda su extensión, un espeso líquido del mismo color había teñido la nieve en toda la zona… Mi corazón dio un vuelco al presenciar que frente a la entrada se hallaba un cuerpo pequeño y otro más grande que lo abrazaba… El haori a cuadros de mi hermano era inconfundible. Horrorizada, deje caer la canasta y lleve ambas manos hasta mi boca antes de soltar un grito ahogado mientras caía de rodillas, no sabía cómo reaccionar, mis hermanos estaban muertos… lagrimas rodaban de mis ojos mientras me apresuraba hacia ellos. No podía ser, no podía ser verdad… no quería perderlos a ellos también, en ese momento lo único en lo que podía pensar era la muerte de mi padre, todo el dolor que creí haber superado salió a flote. No quería perder a nadie más… no de nuevo. Estaba en shock.
—¡Ta-Tanjiro…!— Me dejé caer a su lado mientras lo llamaba, estaba cubierto de sangre, tenía heridas en su cabeza y brazos. —¡…Responde! ¡¿Qué fue lo que paso!?— Expresé histérica y sollozando. El pequeño cuerpo que abrazaba era el de el menor de todos nosotros, Rokuta… era tan solo un bebe.
Me cuestione lo que pudiera haber pasado. ¿Acaso un animal salvaje había atacado mientras no estaba…? ¿Había sido un asalto que salió terriblemente mal? Comenzaron a formarse tantas preguntas en mi cabeza que no podía pensar. Agobiada por la situación, corrí hacia la puerta con una leve esperanza de encontrar algo mejor, pensando en nuestra madre… Cuando llegue senti que mis ojos se saldrían de la impresión… Ella estaba… ella estaba contra la pared, desangrándose con los ojos vacíos y muy abiertos, parte de su torso no estaba exponiendo su entrañas, faltándole un brazo, mis hermanos yacían a lo largo del piso, desmembrados en medio de un gran charco de sangre. Sentí como mi última comida subía hasta mi garganta… mi mirada se congelo en ese punto, no podía dejar de mirar mientras caía de rodillas sollozando. Solo había quedado yo, todos habían muerto, no había duda. Una intensa amargura y tristeza me invadieron, me sentía culpable de no haber estado, me cuestione por qué no había estado presente… si tan solo no hubiera tardado tanto… podría haberlo evitado, quizá la criatura al ver a tantos juntos no se habría atrevido a atacar.
«Me demoré demasiado… no sé cuánto tiempo te quité hasta que note que seguías con vida… perdóname, sé que estás perdiendo sangre a un ritmo preocupante pero quédate conmigo. ¡Resiste! ¡Vive…! Sé que hiciste frente a lo que sea que los ataco. Protegiste a nuestro hermano con tu hacha, mereces vivir» Pensé, mientras corría por el bosque.
BlueSwordsman- Yoshi Ultra
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BlueSwordsman
Re: La Dama de la Katana || 『 Kimetsu no Yaiba 』(+18)
Aquí les dejo el segundo capitulo, espero lo disfruten ^^
- Capitulo 2:
- ---☬---Misericordia---☬---
El dolor en mis pulmones y garganta no dejaba de crecer, el cruel aire frio hacia estragos en mi cuerpo mientras luchaba por recibir oxígeno, cada vez mis pasos eran más torpes amenazando con hacerme caer, cada segundo que pasaba hacia más difícil mantener el ritmo del forzado trote que llevaba, el peso del cuerpo de Tanjiro sobre mi hombro se volvía inaguantable, tanto que pensé que se me caería y luego lo haría yo por el cansancio. Debido a que el me ganaba en altura sus pies se hundían ligeramente en la nieve al avanzar ofreciendo más resistencia todavía. Para este punto había perdido la noción del tiempo, andaría hasta salvar a mi hermano… o morir intentándolo. No sabía exactamente en qué parte del tramo iba, si me faltaba mucho o poco, solo tenía presente el hecho que había un largo camino delante de mí…
Mientras me concentraba en no desfallecer, un leve sonido semejante a un bramido llamo mi atención poniéndome alerta, a estas alturas quería alejarme de toda criatura viviente… Mire a los lados sin dejar de correr buscando su origen, pero debido al fuerte viento y al dolor que sentía lo deje pasar, asociándolo a una trampa de mi mente. No pasaron muchos segundos cuando este se repitió con más fuerza, justo en mi oído izquierdo, cerca de la cabeza de Tanjiro… ¡Tanjiro! Creí que había despertado.
—Tan…jiro…— El aliento me pesaba tanto que no podía formar una palabra. Aun así esperaba que me entendiera y se mantuviera tranquilo...
De un momento al otro su leve quejido de dolor se volvió en un gruñido como de un animal salvaje, este subió en intensidad y antes de que pudiera reaccionar o preguntar que sucedía comenzó a agitarse de forma antinatural y con la mano libre que colgaba a mi lado sujetó mi cinturón y empezó a tirar de el con fuerza mientras me gruñía. Su repentina acción me hizo perder el poco balance que me quedaba, y me desplome.
Saqué mi rostro de la nieve y mire a la izquierda en búsqueda de mi hermano… ya no estaba. La desesperación me consumió rápidamente e intenté erguirme para buscarlo, pero los brazos me temblaban, no podían con mi propio peso… volví a caer, exhausta. Cuando lo intente por segunda vez noté el hacha de mi hermano, debió caerse cuando el tiró de mi cinturón. Me estire para tomarla y me puse de pie con dificultad, buscando a Tanjiro con la mirada, llamándolo una y otra vez con la poca voz que podía reunir en ese momento. A la distancia, no más de un par de metros, sorprendentemente lo divise al pie de un árbol con la mirada baja… Me alegré. No pude pensar más que en la alegría que me daba que pudiera levantarse. Quizá las heridas habían sido superficiales.
—…No te esfuerces mucho… no estoy segura de que tan herido estas pero… que bueno que estés bien…— Expresé con falta de aliento, sin embargo él no respondía, su mirada se mantenía fija en el suelo, como si no pudiera oírme… Algo andaba mal, recién me había dado cuenta de que se tambaleaba ligeramente de lado a lado, al ver su cara note que saliva escurría por su mentón, lo suficiente como para que pudiera verlo desde esa distancia… Además que ahora relucía un par de pequeños colmillos. Confundida retrocedí, tratando de entender lo que veía. —¿Hermano…?—
Alzó la mirada y me vio directo a los ojos, apretaba fuertemente los dientes y su expresión era la de un depredador. Perturbada di un paso atrás y de un segundo al otro se abalanzo sobre mí dando largas zancadas, estaba tan pasmada que no pude reaccionar a tiempo, acto reflejo trate de detenerlo pero su impulso bastó para tirarnos a ambos al suelo, hundiéndonos en la nieve. El forcejeaba y gruñía por alcanzarme con su mandíbula, con dificultad conseguía alejarlo tomándolo de los hombros dejando sus dientes a solo centímetros de mi rostro, no podría mantenerlo así mucho tiempo tenía mucha fuerza. Su comportamiento era como el de un animal salvaje… no reconocía al ser que se hallaba frente a mí, se veía como mi hermano, pero no era él… Quería devorarme. Comencé a sollozar mientras su fuerza aumentaba y se acercaba cada vez más.
—¡Tanjiro! ... ¡Detente…! ¡Este no eres tú!...— La realidad me había abofeteado con fuerza, algo se había llevado a mi hermano… y dejó un ser violento, deseoso de carne humana en su lugar. Dolió hasta el alma saber que me había mentido a mí misma al pensar que él seguía conmigo…al pensar que no me había quedado sola. Aun así… aun así no quería aceptarlo, mi hermano tenía que estar ahí en algún lado… necesitaba que lo estuviera. —¡Tanjiro…! ¡Hermano! ¡Sé que aun estas ahí en algún lado…! Lamento mucho lo que les ocurrió, perdóname por no haber estado ahí con ustedes… ¡Pero por favor vuelve conmigo! ¡Resiste lo que sea que te esté controlando…! ¡Lucha…! ¡Lucha, Tanjiro!— Lloré desconsolada, gemí mientras le rogaba que regresara mientras él seguía tratando de arrancarme el rostro de una mordida… A punto de perder las fuerzas cerré mis ojos, mis esperanzas se agotaban a cada segundo… No quería que la última imagen que recordara de mi hermano fuera la de esa cosa. Venas marcando su rostro, la sangre de la herida en su frente y esos ojos inhumanos.
De pronto sentí como si se hubiese quedado paralizado, congelando su gruñido en seco… como si ahogara su propia voz. Entonces una cálida gota cayó sobre mi mejilla haciendo que lo mirara… Lagrimas se formaban y brotaban de sus ojos… Él también lloraba, había dejado de forcejear… Me sentí conmovida, me había escuchado ¡Realmente era el!
Antes de poder formar palabra, un fugaz sonido metálico recorrió la zona acercándose a una velocidad descomunal. Sentí el peligro y por instinto abracé a Tanjiro contra mi pecho para protegerlo. Solo escuche un pequeño corte como el de una tijera. Al instante ambos salimos despedidos por una gran brisa que surgió de repente, rodamos por la nieve un par de veces hasta detenernos, casi cubiertos por ella. Me erguí un poco aturdida, entonces notando que había caído sobre mi hermano, me apoye en su pecho y lo vi… Su expresión se había calmado, las venas habían desaparecido, sin duda ahora lucia humano.
Me quedé unos momentos mirándolo, habían pasado tantas cosas que no sabía cómo reaccionar… ni siquiera me cuestione lo que nos había mandado a volar segundos atrás. Solo me sentía feliz porque lucia normal de nuevo. Sin embargo no pude hilar otro pensamiento cuando una extraña voz cortó el silencio de aquella montaña.
—¿Por qué sonríes…? ¿No te has dado cuenta de que el chico frente a ti es un demonio?— Era una voz sosegada, tan calmada que no pude alterarme de inmediato por la sorpresa. No obstante sus palabras fueron contundentes…
Demonio
Demonios…
Esas palabras fueron estremecedoras, detonando una serie de recuerdos que creí haber olvidado hacía muchos años, quedado ocultos en lo profundo de mi memoria… El anciano del pueblo nos había contado una historia, una sobre criaturas que vagan por las noches buscando a quien devorar… seres despiadados que no les interesa nada más que alimentarse de carne humana, seas niño o una mujer les da igual, si tenías la mala fortuna de cruzarte con uno de ellos sería el final… ¿Acaso Tanjiro se había convertido en un demonio…?
Lentamente lo voltee a ver manteniendo las rodillas en el suelo. Sin poder responder a su pregunta… Al mismo tiempo noté que en su mano derecha empuñaba una espada de un filo ligeramente curva, cuya hoja estaba teñida de un profundo azul que degradaba al negro…
Rápidamente reaccioné —¡…mi hermano! ¡Él es mi hermano mayor!— No tarde mucho en notar que el sujeto frente a nosotros nos amenazaba, su mirada era seria y penetrante. Sujete a Tanjiro como precaución, sin embargo en ese instante perdió nuevamente la compostura… Comenzó a forcejear tratando de librarse, rápidamente lo abrace para tratar de tranquilizarlo. Algo le asustaba sin duda, no era el mismo gruñido agresivo de hace unos minutos. Entonces lo entendí, el movimiento de hace unos instantes fue de aquel espadachín… un fugaz movimiento de su espada fue la que nos hizo salir despedidos. Tanjiro comprendía la diferencia de nivel.
—Esa cosa… ¿Es tu hermano?— Sus palabras fueron crueles, ¡por supuesto que lo era!, pero sus fríos ojos me estremecían y no me dejaron contestarle. Al ver mi duda aquel sujeto avanzó con rapidez hacia nosotros. Protegí a mi hermano, pero para cuando lo noté no lo tenía entre mis brazos.
—…Tu, impediste que lo matara— A la par de su voz, el gruñido de Tanjiro me hizo voltear a varios metros a mi izquierda, traté de levantarme pero el habló —No te muevas— Expresó con firmeza mientras le sujetaba firmemente de la nuca, paré en seco. Inútilmente el trataba de liberarse pero aquel ni se inmutaba. —Mi trabajo es matar demonios... Por supuesto, decapitare a tu hermano y pondré fin a su sangrienta vida—
—¡No!… ¡Tanjiro no ha matado a nadie! ¡El no sería capaz de eso…! No se qué mato a mi familia… ¡Pero no fue el! … el no… No se cómo se convirtió pero…—
—Es curioso escucharlo de alguien que estuvo por ser comida…— Me interrumpió —Pero es simple, cuando sangre de demonio cae en una herida abierta, te conviertes en uno… Así es como se multiplican los demonios devora hombres.
—¿Sus… heridas?— Cuando llegué a casa luego de la tragedia, Tanjiro empuñaba su hacha y sangraba de la frente mientras abrazaba a nuestro hermano… El hacha también tenía sangre… Pude conectar los hechos… Un demonio fue el culpable de lo que le pasó a mi familia, mi hermano se puso en frente de todos para protegerlos, usando su hacha como arma… entonces en algún punto de la riña él logró herir a la criatura y esta respondió con sus garras hiriéndole en la cabeza, en ese instante su sangre debió caer sobre el… dejándolo en ese estado… Eso lo confirmaba, Tanjiro era inocente… Sin darme cuenta había empezado a llorar de nuevo.
Mientras lograba asimilar la información aquel alzo su espada contra Tanjiro. —¡…Espera, no lo mates! …Tanjiro me reconoce, cuando le hable detuvo su ataque y se tranquilizó ¡No dejaré que lastime a nadie! … no sé cómo, pero haré que vuelva a ser humano…
—Eso es imposible… una vez que un humano se hace demonio no hay vuelta atrás…
—¡Encontrare una forma…!— Estaba desesperada, le gritaba sin poder contener el llanto apoyando las manos en el suelo. Mientras le rogaba aquel lentamente apuntaba a mi hermano con ella, dispuesto totalmente a acabar con su vida… no escuchaba razones… sin importar lo que dijera. —…Por favor… no me arrebates a la única familia que me queda…— Me ahogaba con mi propio llanto haciéndome toser… la garganta me dolía de tanto gritarle…
Pese a que mi hermano mostraba signos de poder recuperarse, al sujeto solo le importaba el que fuera un demonio… y que con ello merecía la muerte, aunque fuera inocente…
Justo frente a mis ojos, aquel lo apuñalo en el pecho y el gimió de dolor. Al verlo sentí una fuerte punzada y me lleve una mano al corazón… me petrifique, temblaba y respiraba rápidamente, sentí como si esa espada me hubiera atravesado... Habían demasiadas emociones entremezcladas en mi pecho, desolación, tristeza, amargura... impotencia por no poder cambiar la situación… ¿De verdad me quedaría sentada mirando como asesinaban a mi hermano frente a mi…? De pronto un extraño sentimiento comenzó a aflorar dentro de mi… tenía que hacer algo… ya había perdido todo… no iba a permitir que sucediera de nuevo.
—¡Detente!— Le grite haciendo que me mirara un poco fastidiado. Aun pensaba que si seguía implorando quizás podría apelar a su lado amable… sin embargo este nuevo sentimiento me decía que no serviría. Apoyé un pie en el suelo. Me decía que debía pelear por ello, si no escuchaba razones, entendería por la fuerza. Di un vistazo al hacha a mi lado. El sujeto me miro suspicaz.
De un momento a otro el viento sopló con fuerza levantando la nieve dejándonos ciegos unos momentos. Era ahora o nunca, era sin duda lo más ausente de cordura que haría en mi vida. Esperando no arrepentirme de lo que haría levante una roca del suelo y con la otra levante el hacha y me erguí, a penas la nieve se disipó, le arroje el proyectil con todas mis fuerzas. Entonces corrí.
Desde muy joven siempre fui una persona tranquila y cuerda, nunca en mi vida considere la alternativa de hacer daño a otra persona, ni siquiera a los animales… no veía correcto ni necesario dañar a los demás para conseguir lo que quieres… Sin embargo esa vez, al llegar al límite de mis emociones, lo vi como la única salida posible. Vi como él evadía la roca sin dificultad. Empuñé el hacha con ambas manos y avancé hacia él lo más rápido que mis piernas permitían, gritando mientras lagrimas caían de mis ojos… simplemente perdí el control de mi misma. Al verme, por primera vez en toda la escena frunció el ceño enojado, como si viera a un niño haciendo berrinche, Entonces recordé algo importante, el hacha que nuestro padre había fabricado para mi hermano y que ahora sujetaba con fuerza, no era una simple herramienta de leñador… para defensa personal principalmente de animales, había camuflado en su empuñadura un cuchillo de caza, estuve ahí cuando mi padre se lo explicaba a Tanjiro antes de su primera partida a buscar leña.
Cambié el agarre del arma y la escondí con mi cuerpo en una postura de carga mientras corría, aquel sujeto se preparó para defenderse, entonces desenfunde el cuchillo y se lo arrojé. Tenía la fe de que podría distraerlo al menos, entonces con el hacha lo desarmaría, en ese momento… Alcé el hacha, pero para mi sorpresa mando el cuchillo a tierra con un rápido movimiento de su espada… Ya estaba demasiado cerca como para retroceder.
—¡Necia!— Expresó disgustado, fugazmente desplazó su arma y de rejo miré como la hoja se aproximó a mi cuello a gran velocidad.
En ese momento presencié mi final, moriría a raíz de una explosión emocional… al instante me juzgue por precipitarme de ese modo, de igual modo ya era tarde. Para mi sorpresa no fue sino la empuñadura quien me golpeo con fuerza en el lateral de mi cuello, dejé caer el hacha y me desplomé sobre la fría nieve. Mi cuerpo por fin se había rendido… Lo último que pude percibir mientras el mundo de iba a negro, fue a mi hermano quien se había quedado pasmado mirándome en el suelo. Hasta ese momento no había parado de gruñir… luego nada.
Hubo silencio unos momentos, no podía oír ni percibir nada… sin embargo de algún modo que no puedo explicar, sentía que mis fallecidos hermanos y mi querida madre me observaban...
—Nezuko… perdóname por dejarte sola… ahora es tu turno de proteger a Tanjiro, se que el hará lo mismo, como siempre ha sido…— Su voz era tranquila, pero rebozaba de tristeza, el oír su voz me hizo querer llorar de nuevo. Sus cálidas manos envolvían mi cabeza. La voz de mi madre resonaba en mis oídos, trayendo mi conciencia de vuelta…
Abrí los ojos repentinamente recordando lo que había sucedido antes de desmayarme, el sujeto de cabello alborotado y negro. Creí que todo había sido en vano, que ese sujeto me noquearía y cumpliría con su “trabajo”… Sin embargo al despertar, mi hermano yacía a mi lado, como si durmiera con un trozo de bambú atado a su boca, cubierto con una manta. Mis lágrimas escaparon de nuevo, ya no sentía ira o tristeza... era un llanto de felicidad al saber que seguía conmigo.
—¿Ya despertaste?— Alcé la vista ante el llamado, era aquel chico, se hallaba recargado a un árbol no muy lejos de mí. Instintivamente me arrojé sobre mi hermano para protegerlo. —Eso no será necesario…— Expresó parándose erguido. —Busca a un viejo llamado Sakonji Urokodaki, a las faldas del monte Sagiri, dile que vas de parte de Giyu Tomioka. El te ayudara… suerte.— Sin darme tiempo a responderle, se esfumó en menos de un parpadeo… El, había tenido misericordia.
Me arrodillé. Hasta el último instante de conciencia que tuve, la extraña aparición del sujeto de la Katana azul… donde la repentina conversión de Tanjiro en demonio se convirtió en un pleito… Él estaba dispuesto a tomar su vida… yo estaba dispuesta a hacer lo necesario para evitarlo… Me llevé una mano al pecho, sentí miedo. ¿Era un lado que desconocía de mi misma… o solo había sido una explosión de las emociones el momento…? Me aterraba no saberlo con seguridad.
Minutos más tarde volvimos a casa. Como no podíamos revertir la situación, senti la necesidad de al menos darles un entierro digno, así es como un alma descansa en paz. ¿no?. Sin embargo… al momento de ver la nieve tintada de rojo, la sangre escurriendo de la entrada me enfermé, no podía… pero al observar el cuerpo de mi hermano pequeño por segunda vez, colapsé. Las náuseas me consumieron, me di la vuelta y volví el estómago al pie de un árbol. La cálida mano de Tanjiro se posó en mi espalda, no podía tolerar las imágenes de mi familia siendo desmembrada y consumida por una criatura despiadada, internamente maldije al demonio que lo había hecho. Me apoyé el árbol y me repuse, disculpándome por mi debilidad… simplemente no podía acercarme.
Pidiendo a dios que sus almas encontraran la luz, tomé a mi hermano de la mano y tras dar un último vistazo con lágrimas rebosando de mis ojos, emprendí una carrera para bajar de la montaña, y jamás volver.
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Re: La Dama de la Katana || 『 Kimetsu no Yaiba 』(+18)
Buenas tardes, luego de algún tiempo llegó la hora de subir capitulo ^^
Espero lo disfruten, este es un poco mas introspectivo que el anterior; asi que será mas sencillo simpatizar con esta pobre chica de suerte deplorable.
Espero lo disfruten, este es un poco mas introspectivo que el anterior; asi que será mas sencillo simpatizar con esta pobre chica de suerte deplorable.
- -Capitulo 3: Cobijo-:
- ---☬---Cobijo---☬---
El inclemente sol de la mañana comenzaba a alzarse en el cielo elevando la temperatura, no hacía mucho que habíamos bajado la montaña pero agradecía haber tomado previsiones, debido a que no sabía cuánto tardarían las nubes en despejarse. Esa zona poseía un terreno irregular así que pude esconder a mi hermano en una pequeña cueva al pie de un desnivel, no era muy profunda pero obstruía la luz solar.
Venia pensando en la forma que llevaría a Tanjiro hasta el monte Sagiri, no tenía una referencia exacta de donde estaba, pero sabía que se encontraba al menos a día y medio de viaje, en dirección contraria al pueblo que ya conocía… Me preocupaba porque tenía presente que los demonios no toleran la luz del sol, por palabras de aquel anciano un poco de luz bastaba para hacerlos cenizas, esto me lo confirmó mi hermano al internarse hasta lo más profundo de la caverna a penas el sol emergió. Tenía un problema entre manos, así no podría viajar de día. Debía pensar en una solución.
Tomé prestado el Haori de Tanjiro, el cual para mi sorpresa no poseía sangre por ningún sitio pese al haber sangrado de la cabeza y pecho hasta hace poco… esto para cubrir la gran mancha roja que tintaba el lado izquierdo de mi Kimono rosa, que para mí fortuna ya estaba seca. Entonces me desviaría un poco de la ruta que tenía pensada y caminaría hasta una zona llena de agua, cultivos de maíz y bambú acompañados por una casa, no muy lejos de donde me encontraba. Había pesado en que de seguro me vería extraña usando esa extraña combinación de prendas, pero en ese momento era de lo que menos me preocupaba.
Seguí el camino de tierra y no tardé en encontrar a un hombre arando la tierra con un rastrillo, cerca de él había una mujer agachada revisando las raíces. Tragué grueso y me les acerqué
—Di-disculpe…— Llamé algo tímida, trastabillando con mis palabras. Vi como la mujer también volteaba a verme.
—Oh… ¿Qué se te ofrece pequeña?— Respondió aquel sujeto con el trapo en la cabeza.
—Me preguntaba si…— De pronto lo seco de mi garganta me hizo toser repetidas veces impidiéndome hablar, lo que me recordó que no había ingerido algún líquido en todo el día.
—¿...Estas bien?— Interrogó con algo de preocupación en su mirada.
—Si…— Trague saliva para poder hablar y continué —Me preguntaba si… podía tomar un poco de paja y bambú…— No pude evitar toser de nuevo, mi voz se había vuelto un tanto rasposa de repente.
Había pensado en que usando la experiencia en costura y tejido que había reunido remendando nuestras prendas a lo largo de los años, quizá podría construir algo para cubrir a Tanjiro del sol y así poder andar hasta mi destino sin preocuparme por ello, de un modo que pudiera caminar ya que cuando ocurrió la tragedia, me vi forzada a llevarlo sobre mi hombro y eso me había dejado bastante adolorida, sabía que si lo cargaba de nuevo no llegaría lejos. Lo que tenía de estatura lo llevaba de peso.
Aquel hombre frente a mi levantó una pequeña cantimplora del suelo y me la ofreció —...Bebe un poco, tu garganta está seca.
Dude un momento, pero mirándole noté que solo se preocupaba… no vi malas intenciones. Ingerí rápidamente con una gran sed que no sabía que guardaba, no pude parar de beber hasta quedar saciada… Solté un suspiro y regresé la cantimplora —Muchas gracias…— Le sonreí agradecida.
—No fue nada…— Correspondió —…y puedes llevarte paja y bambú.
—Oh, está bien. Le pagaré.
Tanjiro traía consigo lo que había cobrado al vender el carbón que había fabricado en nuestro horno. Me había hecho a la idea de que tendría que pagar por lo que llegara a necesitar, no tenía pensado ser una carga para nadie. Por lo que sin darle tiempo a responder comencé a hurgar en la pequeña bolsa de monedas que pendía de mi cinturón bajo el Haori.
—No hace falta…— Replico mientras apoyaba el rastrillo —De seguro no necesitas mucho.
—Aun así pienso que es mejor pagarle— Argumenté sosteniendo un par de monedas en la mano.
—No, no te preocupes…— Negó con su cabeza —Toma lo que te haga falta
No insistí y le agradecí con una pequeña reverencia, un poco más tranquila por tener más dinero para otras situaciones, sin embargo era algo que me pesaba un poco. Cuidando de no hacerme daño corté dos tallos de bambú usando el hacha, este opuso más resistencia de la que esperaba y me tomo un minuto o dos, luego separé algo de paja con mis manos. No me tomo demasiado tiempo darme cuenta de que no podría cargar con todo lo que había sesgado sin que se cayera… después de intentarlo un par de veces.
—Rayos…— Con esfuerzo me las arregle, logré sujetar todo entre mis brazos y comencé a andar de regreso a la cueva. Sin embargo aquel hombre con el trapo en la cabeza pareció compadecerse de mí, pues deteniéndome con su llamado me ofreció llevar una cesta hecha de mimbre para cargar con todo, tenía un agujero de un lado pero se podía usar. Su mirada me hizo incapaz de decir que le pagaría de nuevo, sentía que menospreciaría su amabilidad. —Muchas gracias— Le agradecí con una sonrisa y una reverencia, entonces me retiré.
Me había esforzado por mantenerme alegre y demostrar que estaba perfectamente frente a estas personas, cada quien tiene sus ocupaciones y no necesitaba que nadie se preocupara innecesariamente, sin embargo mi pecho dolía, no podía deshacerme del dolor por perder a mis seres queridos por mucho que tratara de no pensar en ello seguía ahí, mi corazón estaba roto, me sentía decaída… simplemente desesperanzada. Usaba toda mi voluntad para alejar el dolor y mantener una buena expresión, distrayéndome con todo lo que pudiera mantenerme ocupada. No era el momento de desfallecer.
Llegué hasta la cueva y para mi horror no encontré a mi hermano dentro. Mi corazón dio un vuelco, si no hubiera sido por un pequeño sonido desde el interior hubiera entrado en pánico. En la oscuridad de la cueva Tanjiro había cavado un agujero en el suelo para esconderse. Entonces asomó su cabeza para verme, tenía una mirada triste y fruncía el ceño… Un amargo sentimiento me golpeo de pronto, de seguro se lamenta por lo que ocurrió con nuestra familia, siempre decía que nos protegería a todos… Rápidamente agite mi cabeza y respire profundo, me concentré en que debía fabricar una sombrilla para protegerlo del sol.
—Sé que no te gusta el sol… No te preocupes, me encargaré de eso, espera un poco— Traté de darle mi mejor sonrisa y puse manos a la obra.
A la sombra de unos árboles con esfuerzo corté en dos los tallos de bambú y luego en tiras, después usando la paja como relleno entrelace las franjas para formar una especie de plataforma con el fin de obstruir del todo la luz. Sequé el sudor con mi manga y alce mi creación contra la luz con el fin de observar si había agujeros, me hacía a la idea de que tan solo un poco de luz solar bastaría para lastimar mucho a Tanjiro. Unos delgados ases tocaron mi rostro. Aun no estaba listo, necesitaba que fuera perfecto, debía esforzarme más. Desarme la estructura y la hice desde el principio con más esmero, cuidando cada detalle. Al revisarla nuevamente me sentí satisfecha al ver que estaba lista. Entonces tomé el hacha y corté una rama para unirla al centro de la sombrilla.
Después de unos minutos regresé a la cueva y llamé a mi hermano para que saliera de su agujero.
—Mira, hice una sombrilla para ti...— Su mirada llevaba algo de interés —Con esto podrás salir al sol sin preocuparte… podremos avanzar tranquilamente por el día— Su expresión no cambio en absoluto Le repetí más despacio señalando el objeto en mis manos, pero el solo parpadeaba al verme.
Me pareció raro que no reaccionara a mis palabras, pero no lo cuestione de momento así que tomé su manos y tiré para sacarlo, el colaboró y le entregue la sombrilla para llevarlo afuera. Al principio no hubo inconvenientes, pero conforme nos acercábamos a la luz, comenzó resistirse mientras sudaba frio, le expliqué que la sombrilla lo protegería que no había nada que temer, pero él se negaba a salir mientras veía la luz delante de él. Mientras me esforzaba en evitar que retrocediera… apretó tan fuerte la rama que la partió en dos, rápidamente él se escondió de vuelta al agujero y me regresó una mirada temerosa y tímida.
Me quede quieta mirándolo algo desconcertada, pero sintiéndome culpable de hacerlo pasar miedo… no quería asustarlo, solo quería demostrarle que estaría seguro… —Tanjiro…— Le miré con tristeza y algo de frustración, ambas emociones comenzaban a invadirme, pero cerré mis ojos con fuerza y respire para calmarme. No podía deprimirme todavía, necesitaba solucionarlo… Por lo que veía necesitaba más oscuridad, no bastaba con obstruir la luz directa del sol. —…No te preocupes, tu hermana lo resolverá
Le di una última mirada antes de volver afuera con la sombrilla, tomé el hacha y desarmé lo que había construido, cuidando de no romper las tiras separé una a una hasta regresar al principio. Me detuve a pensar. ¿Qué podía hacer para cubrirlo completamente del sol? Una sombrilla de mayor tamaño no serviría, y tampoco tenía los materiales suficientes para fabricarla… por mi mente pasaron varios objetos que podrían servir, pero no tenía idea de cómo fabricarlos.
Mientras el tiempo pasaba, caminaba en círculos pensando en una solución. En aquel momento vi de refilón la cesta que me habían obsequiado hace poco, la miré atentamente unos segundos… y se me ocurrió una idea. Recogiéndola regrese a la zona de trabajo. Tomé las tiras de bambú y comencé a envolverla de forma entrelazada rellenado con paja para cubrir el agujero que tenía sin necesitar algún pegamento, me resultó difícil sujetar el bambú sin que este se escapara de mis manos al doblarlo mucho, llegué a pensar que se rompería, cosa que resultó en recibir en un par de golpes en la frente…
Mientras blandía el hacha sesgando los trozos sobrantes, dando los toques finales a la renovada cesta, mi ánimo comenzó a decaer rápidamente. Sentí como mi mente se nublaba con el paso de los minutos, como una imparable desolación y desconsuelo me invadían, no podía detenerlo, lo intente una y varias veces, pero mientras más me esforzaba por ignorarlo y pensar en otra cosa, menos fuerza me quedaba para tratar de nuevo, sentía como mi voluntad se rendía lentamente, el cajón donde había guardado estos sentimientos se había abierto del todo. El malestar era demasiado… no podía contenerlo, mis movimientos con el hacha eran más lentos, llegó a un punto donde no pude alzarla de nuevo. Temblaba, observe mi mano y la herramienta lucia como si tiritara de frio. No pude evitar pensar en mi padre y las lágrimas brotaron.
Me llevé una mano al rostro mientras imágenes de mi familia volaban por mi mente, el vacío en mi pecho era tan profundo que dolía. Me resistí, me contuve con todas mis fuerzas, no podía quebrarme, no ahora, Tanjiro me necesitaba… pero… quería a mi madre ahora, quería que alguien me consolara… desee incluso haberles contado mi situación a los señores de los cultivos.
Entonces…
«—Nezuko, cuando sientas miedo no olvides controlar tu respiración… todo en tu cuerpo gira alrededor de ella…— Expresó mi padre sujetando mi mano mientras me consolaba de regreso en casa —Aunque tiembles de miedo respira como te enseñé… y volverás en ti misma»
Con el rostro envuelto en mis manos, inhale a través de mis dientes y solté el aire muy despacio, me mantuve así y paulatinamente retomaba el control de mis emociones, y recuperaba el juicio. Suspiré pesadamente. Con las manos un poco lastimadas sequé mis lágrimas y terminé la reparación, regresé a la cueva. El plan era que Tanjiro caminara con la cesta invertida sobre la cabeza, eso le cubriría totalmente del sol, lo malo es que no podría ver, pero lo resolvería, al ser más alto que yo parte de sus piernas y sus pies quedaban expuestos, cosa que no importaba pues iba vestido y calzado.
Me arrodillé al borde del agujero. Él se hallaba escondido al fondo al verme asomo su cabeza
—Tanjiro mira… Podemos usar la cesta para cubrirte del sol— Le dije señalándola detrás de mí. El miró la cesta unos momentos y luego me regreso la mirada, entonces se apoyó en el borde y salió a gatas del agujero. Esperaba que se pusiera de pie, pero avanzó así hasta la cesta, se puso de rodillas tomando el borde y miro dentro. —Si… La cesta… si te la pones sobre la cabeza no te dará el sol…— Expliqué simulando la acción con mis manos. El me vio un segundo y continúo mirando al interior. De la nada tomó impulso y se arrojó de cabeza dentro de ella, la cesta se tambaleo bruscamente mientras el sacudía sus piernas para balancearse. Extrañamente entró del todo. Perpleja observe como su tamaño se había reducido dramáticamente, lo suficiente para caber perfectamente dentro sujetando sus rodillas.
No sabía cómo reaccionar, no solo parecía haberse encogido, incluso me parecía un tanto más joven.
El me miró y no pude evitar sonreírle por la ternura que inspiraba, su mirada de niño pequeño era simplemente adorable. No pude hacer más que acariciar su cabeza felicitándole por su hazaña, el que su tamaño y peso se hayan reducido tanto, al menos a primera vista, me había hecho las cosas más sencillas, la situación había cambiado. No esperaba que el hacerse demonio le otorgara una habilidad tan curiosa, en esta condición es válido… pero ¿en qué situación podría servir? ¿Las habilidades eran individuales o todos los demonios podían hacer esto?
Tomé la manta que Giyu nos había dejado antes de irse y envolví la cesta al completo mientras le decía a mi hermano que tuviera paciencia, que no sería mucho tiempo. Con el nudo que había hecho en la parte superior, parecía un obsequio. Pasé las manos por las correas fijadas a ella y tomando aire me levanté; suspiré de alivio al saber que mis suposiciones eran correctas, podía con él, solo era un poco más pesado que uno de mis hermanitos… Sería difícil, pero podía hacerlo.
Dejando atrás la colina y la tierra arada, tomé rumbo en dirección al monte Sagiri, hogar del anciano Urokodaki.
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Re: La Dama de la Katana || 『 Kimetsu no Yaiba 』(+18)
No tienes porque disculparte por tardar en escribir, nadie te va a exigir que te fuerces. Si hicieras eso, dejarías de ver esto como una diversión y lo verías como un deber. Eso podria hacer que incluso perdieras las ganas de seguir escribiendo, y nadie quiere eso.
Me lei el manga de kimetsu no yaiba y lo disfruté mucho, y parece que tu relato va por el mismo camino de ser tan épico.
Recuerda que yo llevo meses sin publicar xD no te presiones.
Sigue haciendo tan buen trabajo, y no olvides disfrutarlo.
¡Saludos!
Me lei el manga de kimetsu no yaiba y lo disfruté mucho, y parece que tu relato va por el mismo camino de ser tan épico.
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