La leyenda de Kafuk

Recuerdo del primer mensaje :

Bienvenidos lectores al FIC "La Leyenda de Kafuk". Agradezco a los que los lean. Espero que disfruten leyendo.

CAPÍTULOS DEL FIC

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Página 2:

CAPÍTULO 1: LA LEYENDA Y EL REENCUENTRO

En nuestra Región es muy famosa una leyenda. La leyenda transcurre en esta misma Región, la Región de Kafuk, a la que nombra un caballero valiente que salvó a los pueblos de ser dominada por una extraña tropa desconocida. Los pueblos de la Región habían sido sorprendidos por el ataque de unos soldados, de los que se desconoce su procedencia, ya que no eran del todo humanos. Estos soldados eran caracterizados por espadones enormes y hachas de cuatro caras, pero lo que más destacaba era su aspecto, tenían cabezas de animales, al menos, dice la leyenda que la mayoría de ellos. Estos soldados iban arrasando con todo lo vivo que se interpusiera en el camino. Mataron a la mayoría de personas de la Región, dejando solo a unos pocos luchadores (a los que les daba tiempo) y otros aldeanos, que se refugiaron todos en el rincón alejado de la Región, llamado hoy en día el Rincón de los Salvados. Los luchadores perecieron con el ataque de la tropa enemiga, solo quedaban los aldeanos, que no tenían ni idea de la lucha. La tropa enemiga empezaron a quemar las casas de los pueblos para que cualquiera que se escondiese en su interior, saliera o muriese comido por las llamas. Cuando la tropa enemiga acabó con esa tarea, registraron el último rincón, donde se hallaban los refugiados. Justo para que fueran aniquilados, uno de los refugiados, llamado Kafuk, levantó la cabeza, sonrió y dijo en voz alta a aquella tropa: “Habéis venido a matar, y no os dais cuenta de que vosotros seréis matados”. Como ya dije antes, ninguno de ellos era un experto con las armas, pero Kafuk se armó de valor y se enfrentó, él solo, sin ninguna experiencia, solo con lo que le enseñó su padre a manejar la espada, ya fallecido al luchar contra la tropa anteriormente. Kafuk desenvainó la espada y empezó a luchar contra todos, él solo, lo vuelvo a repetir, uno tras otro, todos caían ante Kafuk, hasta que la tropa ordenó la retirada. Kafuk es ahora un héroe conocido en su propia Región. Pero esto no acaba aquí, Kafuk siguió a la tropa hasta su guarida, refugio o lo que fuese. Kafuk y la tropa desaparecieron de la faz y no se supo nada más de ellos, tanto de él como de los otros.

Vivo en Blasto, al suroeste de la Región Kafuk. Blasto es un pueblo humilde, con prados verdes, un lago cristalino e infinidades de árboles. Estoy orgulloso de vivir en este pueblo, para mí es el mejor, donde siempre hay paz. Al pueblo hay gente que lo llama “El lugar ameno”, por su plena tranquilidad que se respira en el ambiente. Bueno, hablaré un poco de mí para que me conozcáis mejor.

Vivo al este de Blasto con mis padres, conocidos por estar elaborando el primer mapa de nuestra región, aparte de ser los mejores exploradores de la misma. Tengo quince años, alto, rubio con ojos verdes muy oscuros. Mis amigos me describen como intrépido, sin temor a muchos peligros, y sinceramente me orgullece serlo.

Hace un mes que mis padres se fueron a explorar la región y aún no han vuelto, me estoy empezando a preocupar bastante, ya que ellos al menos me mandan cartas para avisarme de que tardarán más de la cuenta o para decirme que cómo le iban por ahí, y como no me mandan ninguna, es extraño. Dada las circunstancias, he decidido ir esta misma madrugada a buscarlos. Me acabo de despertar, lo malo va a ser levantarse de la cómoda cama a las cinco de la noche para dar el largo paseo, pero bueno, hay que hacerlo. Me levanto tambaleándome, viendo nada más que imágenes borrosas, fui al armario por intuición. Una vez que veía más claro, cogí del armario una camisa azul marino y unas bermudas un poco más claras, con su cinturón marrón de hebilla plateada, que hacían juego con las botas que me llegaban hasta poco menos de la rodilla. Acabado de vestirme, bajé las escaleras que crujían al paso que daba en ellas y me senté en la mesa, donde encima de esta se encontraba una botella de cristal translúcido que contenía el sabroso néctar de la región, conocido como el zumo de morambruesa, compuesto por unos frutos del Bosque Tún que combinan la mora con la frambuesa. Me terminé el zumo de morambruesa a pequeños tragos, mientras miraba el oscuro exterior a través de la ventana, pensando en mis padres. La misma botella me la guardé para luego parar en el lago y recoger agua para sobrevivir por el camino. Definitivamente, me marché.

Nunca me había levantado tan temprano a pasear por Blasto, y aun así era un lugar agradable, con sus pequeños farolillos en el camino de albero en medio del césped. De entre la oscuridad, algo sentado en una lejana piedra me estaba mirando, no le veía la cara ni podía distinguir muy bien su cuerpo, pero sé que me miraba porque lo que se veía con claridad era sus brillantes ojos amarillos fijando la vista en mí, quieto, como si estuviera viendo a su objetivo o algo por el estilo, además de que solo con mirarlo notabas en él pena, nostalgia, cómo si yo le recordara a algo o alguien. Me puse muy nervioso y aligeré el paso para huir de esa desagradable experiencia. Lejos ya de aquello, me adentré en el corazón del pueblo, lleno de luz, pero no de gente, seguía todo igual de desierto.

Teniendo el lago al lado, me desvié del camino para llenar mi botella de la limpia y cristalina agua del lago. Justo cuando me agaché extendiendo la botella al agua alguien puso su mano en mi hombro y del susto, resbalé y caí al suelo, dejando mi brazo derecho metido en el agua junto con la botella. Vi el rostro de una joven. Sus cabellos dorados y sus ojos azules como zafiros era lo más representativo de la chica, aunque tengo que destacar la altura, era más alta que yo, delgada y tenía las manos blancas como su propio rostro. Vestía una especie de túnica blanca que acababa en vestido, además de sus altas botas marrones. Un detalle menos importante era la pulsera dorada con un emblema de pájaro que lucía en su muñeca.

-Te conozco-dijo la chica pausadamente.
-No creo-respondí con seguridad, ya que no me sonaba.
-Sí, sé que te conozco-insistió-¿cómo te llamas?
-Zhul, Zhul Wolf-dije levantándome y sacudiéndome.
-¡Claro!-exclamó-¿no te acuerdas de mí? Soy Natasha.
-¿Natasha?-pregunté pensando-natasha…¡Sí, ya recuerdo!
-Hace mucho tiempo que no te veía-dijo Natasha-dame un abrazo querido amigo.

Natasha era mi mejor amiga hace seis años, me sorprende que ella se acuerde aún se mí con la cantidad de tiempo que ha pasado. Los dos tenemos la misma edad y nos conocimos cuando teníamos nueve años, pero nos conocimos en Oliker, el pueblo del oeste de la región.


¿Qué tal te ha ido Zhul?-preguntó Natasha.
-Bastante bien, ¿y a ti?
-Bueno…-dijo apenada.
-¿Qué ocurre?-pregunté alzando la mano.
-Mis padres han desaparecido hace ya mucho tiempo-respondió manteniendo el mismo gesto cabizbajo.
-Vaya, lo siento-dije nervioso, sin saber qué decir.
-Pero bueno, lo estoy aguantando.

Sus padres, recuerdo que eran muy trabajadores y humildes. Por si acaso no le preguntaré nada más sobre eso.

-Por cierto-añadió Natasha-¿Qué haces levantado a estas horas?
-Pues…voy…voy a buscar a alguien-respondí, intentando no meter la palabra "padres”.
-¿A quién?-preguntó-¿A tus padres?
-Ehm…sí
-No te preocupes, ya puedo soportar ese peso, no tienes por qué preocuparte-añadió-¿Te puedo acompañar?
-¿Dices que quieres venir conmigo?-intenté que aclarara.
-¡Claro, así no te sientes solo!-dijo riéndose.
-Pues sí, pero no sé cuándo volveremos.
-No me importa, es una oportunidad para conocer la Región de Kafuk.

¡Majestuoso, perfecto qué bien que me quiera acompañar Natasha en mi búsqueda!

-Pues claro, vente entonces-dije sonriendo.
-¡Gracias Zhul!-exclamó abrazándome.

Llené mi botella y reemprendimos el camino. Durante este empezamos a hablar de nuestra infancia en Oliker.

Aquí el segundo capítulo, que lo disfruten al máximo :D


CAPÍTULO 2: POLEK, EL PUEBLO VECINO

Ya amanecía, a las nueve de la mañana. Llegamos a la salida del pueblo, y antes de irnos, miramos hacia atrás.

-Ojalá volvamos-dije.
-No nos pasará nada mientras estemos juntos-aclaró Natasha.
-Vámonos.

Nos dimos la vuelta y seguimos andando hasta salir de Blasto. El camino se iba cerrando poco a poco entre las paredes de piedra, hasta que de nuevo se ensanchó. Un cartel de madera nos dio la bienvenida a Polek, el pueblo vecino de Blasto. Pasamos entre unas vallas de maderas bajas y observamos el pueblo. Todo era muy parecido a Blasto, mucho césped, pueblo activo y humilde…Aunque ahora mismo no había mucha gente fuera, solo se oían unos golpes procedentes a la madera al otro lado de la breve colina verde. Natasha y yo corrimos más adelante para ver qué era aquello que producía ese sonido. En efecto, era madera.

Un par de jóvenes y otros muchos de Polek luchaban con espadas de madera, en una plataforma rodeada de agua mientras que los otros miraban la intensa batalla. A los chicos se les veía empeñados por tirar supuestamente al rival al agua. Nos quedamos a observar un rato el duelo sentados en unos bancos de madera.

Ambos luchaban bastante bien. Uno se llamaba Roodly y el otro Mops, lo sé porque tenían los nombres a sus espaldas, inscritas con letra blanca en un uniforme negro completo con una cruz amarilla en el pecho. Roodly era pelirrojo, alto y bastante delgado. Éste se defendía bastante bien con la espada del otro rival, Mops. Mops era más grueso y bajo que Roodly, pero se le daba mejor el ataque, ya que se llevaba casi todos los espadazos. Roodly consiguió llevar a Mops a una zona roja de la plataforma, que indicaba que estaba cerca del filo de esta. Mops intentó esquivar los golpes en vez de bloquearlos con la espada pero no le sirvió para nada. Roodly, al ver que Mops se tambaleaba procurando mantener el equilibrio, pronunció unas palabras bastantes conocidas: “¡Habéis venido a matar, y no os dais cuenta de que vosotros seréis matados!”, y finalmente, concluyó con una estocada que tiró a Mops al agua, salpicando a los jóvenes vestidos con el mismo uniforme que ellos. De entre la multitud se escucharon felicitaciones hacia Roodly. Roodly giró la cabeza y fijó la vista en nosotros, que me hizo sentir bastante incómodo. El personaje saltó la valla de madera que separaba el campo de la plataforma de duelo y nos siguió mirando durante un buen tiempo. Después, la multitud nos rodearon.

-¿Te ha gustado la batalla?-preguntó dirigiéndose a mí, apuntándome con la espada.
-Sí, ha estado bien-dije sonriendo.
-¿Sonríes?-preguntó mirándome con mala cara.
-¿Por?

Roodly me cogió del brazo y me llevó hacia la valla de madera:

-¡Chicos, ayudadme a llevarlo a la palestra!-exclamó Roodly temiéndome lo peor.

Los chicos más corpulentos de la multitud me cogieron y me lanzaron al agua.

-Venga hombre, sólo será una peleíta-dijo Roodly saltándose la valla de carrerilla, de forma que llegó a la plataforma sin tocar el agua.

Me apoyé en la plataforma y me levanté en ella, totalmente empapado.

-Está bien, lucharé-acepté-pero, ¿no me falta algo?
-¡Claro!-gritó-¡Mops, dale su espada al pobre indefenso!

Mops me lanzó la espada y no la llegué a coger tras un torpe intento de cogerla, de modo que se me cayó al suelo.

-¡Rápido!-chilló Roodly.

Entre la gente, Natasha me daba ánimos:
- ¡Vamos, tú puedes demuestra lo que te han enseñado!
-Eso es lo malo, no me han enseñado a manejar la espada.

Roodly tiró la espada al agua y fijó de nuevo la vista en mí.

-Chico-dijo él con tono de comprensión-para manejar la espada es fundamental la voluntad, no la práctica, esto último solo fortalece lo anterior.
-Desde chico me gustaba la espada, pero no creo que haga mucho, ni siquiera con una de madera.
-Inténtalo, demuéstrame lo que sabes chaval.

Cogí la espada y la empuñé tímidamente, viendo a Roodly sin espada.

-Yo lucharé sin espada, ¿crees que podrás tirarme al agua?-preguntó Roodly.
-No lo sé… lo intentaré-respondí.
-Por cierto, las principales reglas son lógicas-añadió-No empujar al rival, no golpear en la cara y no tocarlo físicamente.
-¿Entonces tú es imposible que me ganes?-dije sabiondamente.
-Ya verás-respondió con claridad, como si esa pregunta estuviese planeada para un futuro no muy lejano.

Un joven muy bajito de la muchedumbre dio el aviso de comienzo del duelo y Roodly se puso en guardia.

Aquí el capítulo 3. Disfruten y comenten, porfavor :D

CAPÍTULO 3: ROODLY, EL ENTUSIASTA DE LA ESPADA

-¡Asalto 1!-gritó el supuesto árbitro del grupo.

Miré a Roodly y después a Natasha.

-¡Presta atención!-exclamó Roodly-¡Un luchador no debe ser despistado por nada!

Levanté la espada durante un rato y después intenté darle a Roodly, pero lo esquivó sin casi ningún problema.

-¡Venga, ven a por mí!-dijo Roodly agitando las manos.

Moví bruscamente la espada en horizontal y Roodly se agachó para esquivarla, al pensar que le daría, no estaba preparado y me caí al suelo, situado en la franja de color naranja, ya cerca del borde.

-¡Vamos chico, levántate!-exclamó moviendo las piernas con bastante habilidad.

Me levanté soportándome en las rodillas y Roodly se acercó a mí. Su misma presencia hacía que, sin ni siquiera tocarme, vaya hacia atrás de forma automática. Roodly amagó un puñetazo por el lado derecho e intenté esquivarlo como si realmente hubiera lanzado el puño. Di un paso atrás y miré al suelo. Estaba situado en la franja roja. Roodly se acercó aún más a mí, presionándome hasta que directamente caí desplomado al agua.

Al volverme a la palestra, Roodly estaba mirándome con los brazos cruzados, esperando a que me saliera del agua para seguir combatiendo. Nada más que salí, Roodly se agachó para coger su espada de madera.

-Chico, no te he preguntado tu nombre, ¿cuál es?-preguntó Roodly.
-Me llamo Zhul, Zhul Wolf-respondí mirándolo con severidad.
-Me gusta ese nombre-añadió-quiero ver lo que haces contra una espada.

No creo que me fuera mejor, pero de todas maneras, lo intentaré hacer lo mejor posible.

-¡Asalto 2!

Roodly esperó a que yo fuera, pero cuando fui hacia allá, corrió hacia un costado de la palestra. Se repitió lo mismo, Roodly esperaba, yo iba andando, cada vez aligerando más el paso y de nuevo, él huyó. Al buen rato, estaba cansadísimo mientras que Roodly no mostraba ningún síntoma de cansancio, por lo que ahora él llevaba mucha más ventaja. Yo me situaba en un lado de la plataforma y él en el otro lado. Roodly sonrió, sujetando la espada de forma que le tapara un ojo, mientras que el otro ojo era tapado por su largo flequillo.

Roodly lanzó la espada hacia arriba y empezó a dar volteretas hacia atrás mientras que la espada caía. Roodly saltó, cogió la espada por la empuñadura y me golpeó en el costado izquierdo, de modo que caí al agua de nuevo.

La muchedumbre enloquecía ante Roodly y su magnífica actuación. Salí del agua con cierta dificultad, pero el joven pelirrojo me lanzó una mano que me ayudó a salir. Roodly me dio palmaditas en la espalda y dijo dirigiéndose hacia todo el mundo.

-¿Qué os parece, queréis que enseñemos a Zhul a manejar la espada como un maestro?.
-¡¡¡Sí!!!-gritaban todos al unísono.

No sabía de qué hablaban exactamente.

-Perfecto, a no ser de que Zhul no quiera formar parte del grupo-dijo Roodly sacándome una mirada-Zhul Wolf, ¿quieres pertenecer a los Polekerreros para ser entrenado física, mental y moralmente?
-Ehm…¿sí?-dije sin ninguna satisfacción.
-¡Vamos, dilo alto para que la gente se entere!-exclamó.
-Sí
-¡No te oyen!
-¡¡Sí!!-grité.

De repente todos empezaron a aplaudir, como si hubiera ganado el reciente combate. Roodly y yo salimos de la plataforma de duelo y volví rápidamente hacia Natasha.

-¡Qué guay, te han admitido los Polekerreros!-exclamó Natasha.
-¿Los conoces?-pregunté extrañado.
-¡Claro, son mis antiguos amigos!-respondió-son bastante serios con la preparación para otra emboscada de la tropa de Xanox.
-¿De quiénes?-pregunté de nuevo.
-¿No has oído la leyenda de Kafuk?
-¡Pues claro!-respondí.
-Pues el que envía a la tropa enemiga es Xanox, rey de la otra región.
-¿De la otra región?-pregunté poniéndome pesado.
-Sí, se hablaba de algo así, pero bueno, solo es una leyenda.

Un luchador no debe ser despistado nunca! (se lo come un dragón, okno)

+REP y menos mal que comento sino no lo hace nadie e.e

Ya D: A ver si comenta más gente. Bueno, aquí el capitulo 4.

CAPÍTULO 4: LA CABAÑA DE LOS POLEKERREROS

Mops se acercó a mí y me dijo mirando al suelo:

-¿Zhul, me devuelves la espada?
-¡Ah, claro!-dije mirándola fíjamente.
-Gracias-añadió-has luchado bien
-¿Estás de broma?
-Claro que no-respondió él extendiendo las manos-sino Roodly, el jefe de los Polekerreros, no te hubiera admitido en el grupo.
-¿Tan importante es eso?-pregunté.
-¿Que si es importante? No lo sabes tú bien-respondió, yéndose corriendo hacia Roodly.

Natasha y yo nos quedamos mirando, como si acabara de ocurrir algo impactante delante de nosotros, hasta que recobramos el sentido:

-Zhul, vamos a la cabaña de los Polekerreros-dijo Natasha.
-¿Para qué?-pregunté.
-Bueno, eres de los Polekerreros, y yo tengo ganas de volver-respondió.
-Espera...¿ya estabas aquí antes?.
-Pero si ya te lo he dicho antes.
-Pero no me has dicho que estabas en el grupo-añadí.
-Sí que estaba-respondió como si me lo hubiera dicho verdaderamente antes.
-Bueno, vamos a esa cabaña.

Natasha y yo seguimos a los Polekerreros hasta un hermoso parque con una fuente de agua cristalina en el centro, pero lo que más me llamó la atención es la enorme cabaña que estaba allí, junto a un montón de árboles.

-Y esa es la cabaña de los Polekerreros-dijo Natasha.
-Eso...eso no es una cabaña, es un castillo de madera-corregí.
-Ya verás por dentro-dijo riéndose.

Roodly abrió la puerta de madera con una llave acabada en un escudo atravesado por una cruz. Al lado de esta puerta había un cartel que decía: "La gran cabaña de los Polekerreros”. Entramos y al momento, quedé fascinado. Un extenso y largo pasillo daba lugar a una escalera que llevaba a los cuartos de arriba, los cuadros colgados de aquella pared de madera representaban a luchadores con arcos y espadas. Todo era bastante espacioso y aparentemente acogedor.

Del fondo del pasillo se abrió una puerta, de la que salió un chico hipnotizado por el suelo de pelo largo oscuro que sujetaba un papiro en su mano derecha, pegado a su larga túnica tan oscura como su cabello. Este dejó de mirar al suelo y miró de frente, observando fijamente en los nuevos inquilinos que éramos nosotros. Al momento, se desprendió del papiro y se echó a correr hacia nosotros.

-¡Natasha!-exclamó el mirador de suelos.

Natasha alzó la vista y le vio correr hacia nosotros.

-¿Lougok?-preguntó algo segura.

El supuesto Lougok abrazó a Natasha en plena carrera, como si se conocieran…aunque…a lo mejor, yo creo que se conocían…¿no?

-Natasha, ¿dónde estabas?, ¿te ha pasado algo?, ¿estás bien?-lanzó preguntas Lougok.
-No muy lejor, nada y sí, estoy perfectamente-respondió ella sonriendo.
-Te he echado de menos-dijo Lougok.
-Un año no es tanto-añadió Natasha
-¿Cómo que no? Es demasiado.
-Bueno…Lougok, te presento a Zhul, un antiguo amigo.
-Hola… Zhul-dijo estrechándome la mano con mala cara.
-Hola…Lougok-dije de la misma manera.

Al momento soltó la mano rápido y miró a Natasha:

-Natasha, te enseñaré tu cuarto-dijo Lougok.
-No me quedaré aquí mucho tiempo, solo una noche-respondió Natasha mirándome-tengo que acompañar a Zhul.
-No, te tienes que quedar aquí, no te vayas con él.
-Lo siento, pero se lo he prometido-respondió Natasha.
-Vale, por lo menos una noche, ¿no?
-Claro
-Mejor que nada-dijo mirándome con malos ojos.

Roodly se acercó también:

-Por cierto Natasha, ¿sigues practicando con el arco?-preguntó.
-No, lo dejé desde que me fui-respondió ella.
-Vaya, una lástima, eras la mejor con el arco.
-¿Tú eras arquera?-pregunté.
-¡Claro que sí, a ver si mañana te lo enseño un poco!-respondió.
-Sí, por la mañana te daré tu arco-dijo Roodly, mientras que Lougok se retiraba a por el pergamino.

Adelanté un paso para perseguirlo y después empecé a caminar ligero.

Lectores, aquí el capítulo 5 :D

CAPÍTULO 5: UN COMPAÑERO BASTANTE ORIGINAL

Lougok desapareció por la esquina que daba a otro pasillo. Doblé la esquina y lo observé, quieto, viendo que cada segundo daba pasos más rápidos, pero más inestables. Al final del pasillo, Lougok paró ante la pared de madera y se dio la vuelta, pero fui rápido y me escondi en la esquina, que daba al pasillo principal. Esperé un minuto y volví a mirar, pero esta vez con más cautela, asomando solo los ojos, pero Lougok ya no estaba. Antes de incluso prepararme a correr, Natasha me llamó y yo giré la cabeza bruscamente hacia ella:

-Ahora voy-respondí, mirando de nuevo el pasillo vacío.

Fui hacia Natasha, pensando en lo sucedido, hasta que una pregunta suya me hizo volver a la realidad.

-¿Te ha caido bien Lougok?
-Pues...-dije entrecortadamente-...no.
-¿Enserio, por qué?-preguntó ella.
-Es raro, no le hago ninguna gracia, parece ser-respondí, mirando atrás-por cierto, ¿cuál es nuestro cuarto?
-¿Perdona?-dijo Natasha arqueando las cejas-dirás tu cuarto.
-Ehm...claro...pues eso.
-Toma esta es tu llave-dijo dándome una parecida a la de Roodly-tu habitación es la del cartel que pone "Bird".
-¿Bird?-pregunté sonriendo.
-Sí, bird, ¿qué pasa?
-Nada-negué cogiendo la llave.

Subí la escalera de madera mientras me reía disimuladamente. Encima de las puertas de cada habitación había un cartel de madera que tenían nombres que no sé por qué, me hacían gracia, como "Thunder", "Unicorn", "Bird"...¡ah, esta es la mía! Alcé la mano para abrir la cerradura, pero me detuve un segundo al oír que había alguien dentro pegando golpes a la pared, aun así, abrí la puerta y entré lentamente, mirando poco a poco el individuo.

Un chico, aproximadamente de 18 años y pelirrojo, con ropas verdes estaba clavando con un martillo una herradura en la pared de madera. El chico giró bruscamente al completo y me miró fijamente, por un momento me estaba intimidando, pero aún más cuando, todavía mirándome, avanzó hacia mí y me preguntó:

-¿Y tú?
-Soy Zhul, Zhul…
-¡Zhul, eso me vale, no me digas tus apellidos, eso no me importa!-gritó.
-Vale, ¿lo siento?-me disculpé, dejándolo de mirar en la misma posición.
-¿Eres mi compañero?-preguntó cogiendo el martillo.
-Sí, ¿quién…?
-Soy Turlough, aunque quiero que me llames Lucky-respondió a la pregunta inacabada.
-¿Dónde duermo…?
-¡No me llames Turlough!-gritó de nuevo.
-Pero si no me has dejado acabar la frase.
-Vaya, ¿me tengo que disculpar?-preguntó exagerando-tu habitación está allí.
-Gracias.
-No las quiero.

Asustado, me dirigí hacia mi habitación y me senté en la cama, hasta que Turlough…digo Lucky entró en el cuarto:

-El desayuno, almuerzo y cena lo haces tú para ti, no te haré nada, ¿entendido?
-Claro, no me importa hacérmelo.
-Menos mal, he tenido compañeros peores.

Se retiró y, aún asustado, pensé en Natasha y…

-¡Tú!-gritó Lucky-¡hay varias reglas!
-¿Re…?
-¡Sí, reglas!-cortó bruscamente-¡No quiero que traigas gatos negros, ni que me muevas mi herradura al revés, ni que pases por debajo de alguna escalera, ni quemes mi trébol, ni rompas un espejo, ni derrames sal, no quiero que estés aquí los días 13, no toques ninguna mariposa negra, no te levantes con el pie izquierdo, si escuchas una lechuza tápate los oídos, no vaya ser que lo oigas tres veces, no te vistas de amarillo ni vendas ningún regalo ni nada que traiga mala suerte!
-Ehm…vale-respondí estupefacto.

Lucky se fue del cuarto mirándome con asco. No sé vosotros, pero a mí me da que Lucky es un fanático de la suerte, creo… Bueno, es lógico, entre el nombre de Lucky y todas esas reglas de malas suertes, es lo más seguro.

CAPÍTULO 6: EL LOCO Y EL SOSPECHOSO

Cansado de soportar a Lucky, decidí dormir, esperando a que mañana por la mañana nos fuéramos a reemprender el camino que empezamos.

Por la mañana, los gritos y el portazo de Lucky en la habitación me levantó del tirón, mientras éste con una bandeja de madera me traía comida:

-¡¡¡Zhul!!!.
-¡Madre mía, qué susto!-exclamé.
-¡Te traigo el desayuno!-dijo Lucky.
-¿Qué traes?-pregunté.
-Un trozo de tarta-respondió-¿la quieres ya?
-¡Clar…!

Justo antes de afirmar, la mano de Lucky que sostenía la bandeja se alzó hacia el aire, tirando la comida por toda la habitación, mientras decía…

-¿Tienes hambre?

La bandeja cogió velocidad y me golpeó Lucky con ella en la cara:

-¡Pues come!-dijo, soltando ya la bandeja.

El golpe pude amortiguarlo girando la cabeza, pero nada más. Lucky salió corriendo del cuarto cantando alegremente. No tenía ni idea de lo que acababa de pasar. ¿Por qué me golpeó? ¿Qué le he hecho yo a él?

Aún cansado, me levanto de la cama y salgo del cuarto, dolorido y adormecido a la vez. A continuación, salgo al pasillo para buscar a Natasha, pero para mejorar más las cosas me encuentro a Lougok de nuevo con los papiros en la mano.

-¡Zhul!-dijo sorprendido-tienes la cara un poco roja
-Ya, es que Lucky...
-¿Estás con Lucky?-preguntó arqueando las cejas.
-Sí
-¿Estás cómodo, no?-preguntó, pensando que no quería respuesta.
-¿Puedo ver lo que tienes ahí?-pregunté curioseando.
-Pues...esto...no
-¿Por qué?-insistí.
-Porque no te importa.
-Sí, me importa, por eso te pregunto-respondí inteligéntemente.
-Me refiero a que no tiene nada que ver contigo.
-¿Y si tiene algo que ver?-insistí aún más.
-¡Que no!-gritó Lougok, de modo que todos los de la cabaña nos miraba, incluidos Natasha y Roodly.

Rooldy se acercó a nosotros y nos separó, aunque no nos hubiéramos peleado:

-¡¿Qué pasa aquí?!-preguntó Roodly.
-Zhul me está molestando metiéndose en mis cosas-respondió Lougok.
-¿Es eso verdad Zhul?
-¿Sí?...-respondí sin estar seguro.
-¿Algo que decir Zhul?-me preguntó Roodly.
-Nada-respondí mirando los pergaminos.
-¿Perdón, por ejemplo?-dijo Roodly.
-Claro, perdón, no lo volveré a hacer...-dije camuflándome entre las palabras.
-Perfecto, daos la mano-concluyó Roodly.

Roodly se apartó, de modo que pudiéramos hacer dicho acto. Lougok cambió los pergaminos de mano y alzó la mano, preparándose, creyendo que se la iba a estrechar, pero en lugar de eso, levantando la mano levemente, aticé los pergaminos, cayeron y rápidamente, los cogí y salté a la planta baja...ya que estábamos en la alta. La caída no fue muy fuerte, pero me impresionó bastante. Abrí los pergaminos y me quedé aludido, no eran normales, era únicos e incomparables, raros, recientes y en buen estado. Después de espabilarme y pensar que me perseguían los Polekerreros por detrás, bajando las escaleras todavía, reinicié la carrera hasta la puerta principal, pero justo en el mismo lugar, Lucky me cogió desprevenido por el cuello de la túnica y me tiró al suelo, de modo que los pergaminos salieron volando por el pasillo.

-¿Adónde ibas?-preguntó Lucky.
-Afuera-respondí atontado por la caída.

Pronto, llegaron los demás y Lougok, que cogió inmediatamente los pergaminos del suelo.

-¡¿Pero qué te pasa?!-preguntó Roodly enfadado.
-Nada, quería hacer un poco de deporte-mentí, ya que lo de los pergaminos no lo iba a entender.
-¿Deporte?-dijo Lucky mirándome abriendo mucho los ojos.
-Ven, acompáñame-dijo Roodly dándome la mano para levantarme.

Ya levantado, caminé como si fuese un pato mareado, fijando la vista sobre Lougok.

Roodly me llevó a su habitación, que más bien parecía un despacho:

-Siéntate en esa silla-dijo señalando una de madera-¿Existe algún problema?
-Ehm...no-volví a mentir.
-Pues yo sí tengo uno-dijo Roodly-vale que acabes de llegar a la cabaña, pero te sugiero que te comportes como es debido.
-No he hecho nada malo-respondí.
-No, qué va...-dijo con sarcasmo-sólamente te has peleado con Lougok, le has robado los pergaminos y has saltado desde la primera planta, eso es muy normal, ¿no?
-Muchos lo hacen...pero sin lo de los pergaminos ni la pelea.
-Vaya, demasiado bien te lo tomas chico, ten más cuidado la próxima vez-concluyó Roodly cogiendo una pluma y tinta.

Salí por la puerta y divisé el pasillo, que antes había gente y ahora ni un alma, y me encaminé hacia el cuarto de Natasha.